jueves, 31 de diciembre de 2009

Balance

Es típico a final de año hacer balance de lo que lo que hemos hecho, lo que nos propusimos y se ha cumplido, lo que está aún pendiente. A nivel muy muy personal no ha sido un año fácil, pero acaba mejor de lo que empezó. Tampoco diré que ha sido un annus horribilis, porque mentiría, soy muy afortunada, pero tendemos a creernos el ombligo del mundo y nos parece que tanto lo bueno como lo malo, aunque sobre todo lo malo, sólo nos sucede a nosotros. No quiero relacionar todo lo que me ha pasado en 2009, sólo dos hechos que tengo muy presentes (aunque haya muchísimos más) y como ya sabéis que la amistad es muy importante para mí este año que acaba me ha regalado lo siguiente, pese que a veces no me lo merezco:
-Un mejor amigo que puesto a prueba resiste mis tempestades interiores firmemente.
-Un nuevo Amigo
Aunque sólo fuera por estas dos cosas ya habría valido la pena este año.
Propósitos para 2010, también a nivel muy muy personal: contar hasta 10 y desacelerarme


lunes, 28 de diciembre de 2009

Recibimos lo que damos

Da y recibirás, es sólo una de las cosas que sugiere el vídeo



Teoría del huevo

Una amiga para describir a alguien reservado siempre utiliza la expresión "es más cerrado que un huevo".
A partir de aquí podríamos establecer una teoría de lo cerrados que somos. Nos cuesta abrirnos a los demás, está claro que hay grados de apertura y personas, algunas se abren más y más rápido que otras, pero creo, que en general, nos cuesta abrirnos, romper la cáscara. ¿Por qué? Básicamente se me ocurren dos motivos: creemos que lo que tenemos que contar no es interesante (error, dejemos que juzguen los otros, nos sorprenderíamos de lo interesante que para ellos resulta) o tememos convertirnos en seres vulnerables.
A mí me encanta romper cáscaras, algunos lo saben, mostrar los sentimientos a los demás es fantástico. No quiero decir que lo hagamos a toda hora y con todo el mundo, hay que elegir, no todos están preparados para aceptar la rotura y ver el interior del huevo, y hay que elegir bien. Está claro que a veces nos equivocamos, pero mi experiencia me ha dado más resultados positivos que negativos, romper la cáscara cuando tienes a la persona adecuada delante es terapéutico y gratificante. Protegemos la cáscara con una armadura, para que no se rompa ni nadie la rompa, pero tarde o temprano bajaremos la guardia y la cáscara se romperá o necesitaremos romperla nosotros. Mostremos nuestros sentimientos, demostremos que somos humanos, a veces pecamos de insensibles.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Hamlet


Coincidiendo con la representación de la obra de Shakespeare, decidí leer Hamlet. No tengo recuerdo de haberlo hecho antes, pese a ser una de aquellas obras de las que casi todo el mundo sabe algún verso aunque no la haya leído. No sé por qué existe esa predisposición a pensar que los clásicos son aburridos. Si son clásicos es porque resisten muy bien el paso del tiempo. Y creo que si algunos se atreviesen a leerlos se sorprenderían de lo satisfactoria de su lectura.
De Hamlet, qué decir que no se haya dicho, como siempre en Shakespeare las palabras son muy poderosas, y al verlo sobre un escenario se es aún más consciente. El principe enloquece cuando descubre la verdadera realidad que lo rodea o realmente es el único cuerdo de toda la obra y utiliza la ironía y la melancolía para no volverse loco.
Aquí un fragmento de los consejos que de da Polonio a su hijo Laertes antes de que éste parta para Francia:

"...Ea, mi bendición,
y graba estos preceptos en tu memoria:
que no esté tu pensamiento en tu lengua;
no ejecutes pensamientos sin mesura.
Sé amable, mas nunca vulgar;
a quienes sean tus amigos, con amistad probada,
amárralos al alma con ganchos de acero.
Mas no canses tus manos con agasajos
a imberbes advenedizos. Mira
que no seas quien inicie las disputas, pero ya en ellas
que sea el contrario quien se guarde de ti.
Presta a todos oído, a pocos tu opinión.
Toma consejo de todos pero guárdate el tuyo.
...
Y sobre todo, sé sincero contigo mismo,
que a esto seguirá-como el día a la noche-
el que seas sincero con todos los demás.
..." (Acto I, escena III)

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Placentera regresión

No soy de aquellos o aquellas que nada más llegar a casa o subirse al coche ponen la música, como algunos y algunas de vosotras, ya sabéis a quien me refiero. A mí me va por temporadas, y ahora tengo una de ellas. El otro día hablando de música con un amigo salió el nombre de Deacon Blue. Era mi grupo favorito cuando era más joven y no recuerdo por qué dejé de escucharlo, supongo que por nada en concreto. Ahora lo estoy recuperando y me sigue gustando igual, como dice otro amigo, me gusta un desastre. No tengo una única canción favorita, hay muchas, aquí os dejo dos, pero podrían ser otras sin problema



sábado, 12 de diciembre de 2009

El pentateuco de Isaac


Una manía que tengo es apuntar en listas los libros que me gustaría leer. Esas listas se refunden, se pierden, se crean de nuevo. Este libro estaba en mi lista más reciente y por casualidad la Gran Lectora, sin haberlo comentado previamente, me lo hizo llegar. Isaac, un sastre judío residente en un pequeño pueblo va cambiando de nacionalidad, primero ciudadano del Imperio Austrohúngaro, después polaco, soviético, del Tercer Reich, y va contando en primera persona como va viviendo los cambios geopolíticos que sufre Europa en la primera mitad del siglo XX. La historia no nos es desconocida, pero la originalidad de la novela radica en que el drama está narrado utilizando como herramientas el humor y la ironía. Para aquellos que piensen que se trata de nuevo de un típico libro que recoge las experiencias de los judíos en los campos de concentración, decirles que no, el episodio del campo de concentración es uno más entre muchos, Angel Wagestein no se detiene ni se deleita en contar los sufrimientos de los prisioneros, el autor/narrador tiene una gran capacidad para reírse de si mismo y de los tópicos sobre el pueblo judío. Una buena manera de acercarse al drama y a la Historia utilizando a la vez la sonrisa.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Gritar una canción

A veces sin ser muy consciente de ello o al menos sin proponérmelo, grito, sí, grito más que canto, una canción, para desfogarme, para descargar adrenalina, y cuando eso pasa puedo cantarla/gritarla varias veces seguidas. Hoy le ha tocado el turno a ésta:


Another lonely night in December
(Jaweh, Jaweh, Jaweh)
It is the time of year people remember
(Jaweh, Jaweh)
I can't find a word to say to you
I can't comprehend, I can't relate to you

Plain to see no flies on me
Take me higher Angel Fire
Take me where I want to go
Teach me things I need to know
Plain to see no flies on me
Take me higher Angel Fire
Take me where I want to go
Teach me things I need to know

I'm knowing this could be our last event
(Jaweh, Jaweh, Jaweh)
I'm knowing I am your youngest descent
I don't want to know your pain
I don't want to play the game

Plain to see no flies on me
Take me higher Angel Fire
Take me where I want to go
Teach me things I need to know
Plain to see no flies on me
Take me higher Angel Fire
Take me where I want to go
Teach me things I need to know

I can't find a word to say to you
I can't comprehend, I can't relate to you

Plain to see you faithfully
Take me higher Angel Fire
Take me where I want to go
Teach me things I need to know
Can't you see you're made for me
Take me higher Angel Fire
Take me where I want to go
Teach me things I need to know
Can't you see you're made for me
Take me higher Angel Fire
Take me where I want to go
Teach me things I need to know

(Who knows)

martes, 1 de diciembre de 2009

La conjura de los necios



Enlazando con la entrada anterior, este es un título con el que he topado reiteradamente en las últimas dos décadas. Mucho tiempo desde el primer recuerdo del libro, una crítica en la revista del colegio, hasta que un amigo me lo regaló. La demoledora historia de Ignatius Reilly, alter ego del autor en muchos aspectos, ha ido apareciendo y desapareciendo unas cuantas veces. La novela cuenta la vida de un ¿necio? o ¿un genio rodeado de necios? y de la absurdidad de la sociedad en la que vive, destruyendo todo lo que toca. Desagradable, inocente, grosero, ni el personaje ni el libro dejan indiferente, unos lo adoran, otros lo detestan. Yo estoy más pròxima a los segundos, me costó meterme en la historia hasta más allá de la mitad, pero debo reconocer que los últimos capítulos despertaron mi curiosidad, quería saber cómo acababa. Si John Kennedy Toole pretendia provocar rechazo, en mí lo consiguió. Reilly es un parásito, no produce, no crea, odia todo lo que le rodea, no le importa nada más que él, intolerante hacia todos y hacia todo, se cree el centro del universo. Algunos consideran el libro divertido, a mí no me lo ha parecido en absoluto. Crítica de la sociedad estadounidense de su época, mordaz y sátira, pero repulsiva.