domingo, 28 de marzo de 2010

Jardí vora el mar

Sis capítols, un per cada estiu que una família benestant de Barcelona passa a una casa a la costa amb un jardí que dóna el títol a la novel·la. El narrador és el jardiner de la família, però no és un narrador omniscient, sinó que ens conta només el que ell va viure, va sentir o li van explicar, no tot el que va succeir. De fet en cap moment de la novel·la saben el que passà a la casa de manera directa, sinó el que els altres membres del servei li conten al jardiner. Des del seu punt de vista coneixerem les vivències dels criats, dels senyors i dels veïnats, un grapat de vides infelices que amaguen destins tràgics, amors frustrats o matrimonis de conveniència. Com sempre les novel·les de Mercè Rodoreda estan plenes de malenconia i deixen un regust de tristor. No obstant és un llibre molt fàcil de llegir amb un lleguatge planer que ens acosta als personatges sense dificultad. Molt recomanable

miércoles, 24 de marzo de 2010

Pensar en positiu

Avui no m'he pogut llevar del cap un fet que m'ha molestat, un comportament aliè totalment contrari a l'esperat i crec, sincerament, que jo no hagués protagonitzat. M'he enfadat i el fet apareixia recurrentment al meu pensament. Fins que avui horabaixa he pensat que no ho pagava estar enfadada per una cosa que no podia controlar, externa a mi, i que a més, havien passat al manco dues coses bones, l'alegria d'una companya al rebre una bona notícia, que també és una bona notícia per mi, i una fita de superació aconseguida per qualcú que m'estim i veure la seva cara de felicitat en fer-ho. Per això si en tenc dues de bones guanyen a una de dolenta. Encara que no sé per què sempre deix que lo dolent tengui més força.

domingo, 21 de marzo de 2010

Los huesos de Descartes


No recuerdo si fue en algún blog o en una reseña de un suplemento cultural donde tuve noticia de la existencia de este libro. Parecía interesante. No tenía ni idea del tema y su argumento, pese a ser un ensayo, tenía un punto de destestivesco. Trata de lo sucedido con los huesos de Descartes desde su muerte en 1650 en Estocolmo, pasando por su exhumación y traslado a Francia y el descubrimiento de que el cráneo no los acompañaba, posteriores exhumaciones, hallazgo de la parte que faltaba y diversas comprobaciones para demostrar su autenticidad. Russell Shorto es colaborador habitual del The New York Times Magazine y de hecho, cuando leía el libro tenía la sensación de estar leyendo un artículo de revista dominical estirado al máximo. El autor utiliza el periplo de los huesos de Descartes para situar en su contexto científico y a veces filosófico todos sus episodios: quién estaba en el momento encargándose o investigando lo sucedido con los huesos, qué sucedía en ese momento en Europa y sobre todo en Francia, qué científico estudiaba qué,… pero en la mayoría de casos la información se introduce con calzador, y a veces es innecesaria. A mí me ha parecido un tanto desordenado, se va bastante por las ramas, pese a que las explicaciones guardan relación con la historia, las carga de elementos que no vienen al caso. El autor aprovecha para filosofar sobre la relación entre conocimiento y religión en la acutalidad. Es interesante, pero confuso. Recomendable para aquellos que quieran descubrir figuras de la ciencia y estudiosos de los siglos XVII a XIX

sábado, 13 de marzo de 2010

Deseos por cumplir

Toda la semana esperando el descanso, toda la semana soñando con un ratito en el sofá, tapada con una manta, con la calefacción puesta y un buen libro entre las manos, pero una vez más hoy no ha podido ser, mis deseos han pasado a segundo plano para poder cumplir los sueños de mis prioridades. Ahora con el frío en el cuerpo tras una tarde al aire libre, sigo soñando con mañana, no pierdo la esperanza de cumplir mi deseo.

domingo, 7 de marzo de 2010

Veinticuatro horas en la vida de una mujer



Algunos me dicen que estoy enferma, no puedo evitar comprar cuando entro en una librería. Esta novela es fruto de mi enfermedad. No la buscaba, simplemente la vi.
¿Son sufientes veinticuatro horas para cambiar una vida? ¿Es una pasión motivo suficiente para dejarlo todo y seguir los instintos y los sentimientos? Stefan Zweig, como siempre describe de forma sublime los sentimientos y narra la historia de una mujer, lo más convencional que uno se pueda imaginar, que ya en la vejez le confiesa a un desconocido, a modo de terapia, para buscar alivio, un episodio sucedido hace muchos años, en el que la pasión por la imagen que se creó de un joven tras un encuentro fortuito la llevó a querer dejarlo todo pero lo que recibió a cambio fue la humillación, simplemente porque el joven tenía otra pasión que no era ella. Lectura rápida que engancha.

sábado, 6 de marzo de 2010

Epitafio

Gracias a Món de llibres he descubierto el epitafio que escribió Robert L. Stevenson 14 años antes de morir en la isla de Samoa y que está grabado sobre su tumba:

RÉQUIEM
Bajo el inmenso y estrellado cielo,
cavad mi fosa y dejadme yacer.
Alegre he vivido y alegre muero,
pero al caer quiero haceros un ruego.
que pongáis sobre mi tumba este verso:
Aquí yace donde quiso yacer;
de vuelta del mar está el marinero,
de vuelta del monte está el cazador.