Hace unos días me dieron la noticia de que una antigua compañera de trabajo había muerto. Como suele suceder en estos casos el corazón me dio un vuelco. No éramos amigas, pero sí es cierto que cuando nos encontrábamos por casualidad siempre había una gran afabilidad en esas coincidencias y mis recuerdos de ella siempre eran agradables. Cuando noticias así llegan a mí no puedo evitar el pensar carpe diem. Los que me conocen seguro que piensan, ¿Ésta? ¿Carpe diem? ¡Por favor! Y tienen razón, la rutina y las obligaciones me hacen perder muchas veces de vista el objetivo, pero recurrentemente acude a mí, y aunque el lema ya es un tópico, debo, debemos, disfrutar el momento e intentar olvidar las tonterías sin importancia en las que muchas veces me recreo y malgasto energía y tiempo. Sé que ella sí que aprovechó el momento.
1 comentario:
Hi ha que veure com les petites coses fan que ens oblidem de les importants.
I estic d'acord amb què la persona de qui parles es va fer seu això de "cape diem".
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