Comencemos por aclarar la antigua confusión que se da entre el hombre que ama la erudición y el hombre que ama la lectura, y señalemos cuanto antes que no existe conexión de ninguna especie entre los dos. El erudito es un entusiasta sedentario, concentrado, solitario, que busca en los libros en su afán por descubrir una determinada pizca de verdad, en la cual ha puesto todo su empeño y todo su corazón. Si la pasión de la lectura lo conquista, sus ganancias menguan y se le escurren entre los dedos. Por otra parte, un lector ha de poner coto al deseo de aprender ya desde el comienzo; si el saber se le pega, excelente, pero ir en busca del saber, leer de acuerdo con un sistema, convertirse en especialista, o en una autoridad, es algo que tiene todas las trazas de acabar con lo que preferimos considerar como una pasión más humana, una pasión por la lectura pura y desinteresada.
Horas en una Biblioteca, Virginia Woolf
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1 comentario:
Unes quantes línies que aporten llum sobre un tema del qual, de vegades, se’n parla confonent els conceptes.
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