sábado, 26 de noviembre de 2011

La vida es sueño



La vida es sueño
Pedro Calderón de la Barca
208 páginas


Relectura, aunque entre la primera y a la segunda vez han pasado “siglos”.
Durante la lectura y al final me han entrado muchas ganas de verla sobre un escenario. Calderón está considerado un autor al nivel de Shakespeare y La vida es sueño sería su Hamlet, en cuanto a la obra más importante del autor. Creo que mucha gente ha leído al autor inglés en traducciones, en las que desgraciadamente se pierde la cadencia y ritmo del verso, pero no ha leído a Calderón con la posibilidad de hacerlo directamente en la lengua original. No diré que no se pierde nada en la lectura. La obra es muy compleja y cargada de simbolismos, abunda el juego de contrarios: la razón/pasión, la realidad/el sueño, la luz/la oscuridad, y, al menos en mi caso, es necesaria, por lo menos otra (gustosa) lectura.
El teatro en el siglo XVII era un espectáculo de masas, todo el mundo iba a teatro y los espectadores entendían los símbolos, mitos y tópicos que se representaban, era una forma de adquirir conocimientos y cultura. Lamentablemente creo que actualmente se ha perdido la posibilidad de acceso de la mayoría al teatro y menos aun con la que se avecina. El teatro cada vez más un espectáculo minoritario.
Segismundo, príncipe heredero de Polonia, ha sido encarcelado desde su nacimiento en una torre para evitar las desgracias predichas por los astros. Su falta de educación lo hace ser un hombre fiera, dominado por la pasión y no por la razón. Mediante la confusión entre sueño y realidad será sometido a una prueba de su capacidad para reinar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sempre m'ha fet una certa mandra llegir segons quins clàssic, si bé, pel que dius el llibre té força interès.

Susana dijo...

Bueno, las formas de ocio y de acceso a la cultura han evolucionado desde el siglo XVII, afortunadamente. Ir o no ir al teatro ya es una opción personal, no más cara que otras. En Madrid ir al cine a ver cualquier bodrio cuesta ocho euros, lo mismo que una entrada el día del espectador en los teatros de gestión pública, donde siempre hay montajes interesantes, de textos clásicos y de autores modernos. También son de fácil acceso las salas alternativas, quien busca, encuentra. Que no todo se reduce a los musicales de la Gran Vía :) ... De todas formas, tal y como está montada la cosa, la intervención de las administraciones sigue siendo, lamentabemente, fundamental, y en eso no creo que haya tantas diferencias con los tiempos de Calderón, al menos en España.