No desvelo nada (o sí) si digo
que la novela comienza con la muerte de un joven. La historia transcurre
aproximadamente en 24 horas y trata de la muerte del joven y del trasplante de
sus órganos, tan simple y tan complicado a la vez.
Escrito a modo de descripción, la
autora escribe siguiendo la línea temporal. Empieza la novela con una sesión de
surf descrita poéticamente, para que el lector se haga a la idea de quién es el
joven, un joven que como la mayoría, tiene ganas de libertad y emociones.
Nos ponemos en la piel de los
padres, de los médicos, de los receptores de órganos, de los coordinadores de
trasplantes,… de las ideas y recuerdos que pasan por sus mentes en las horas en
las que reciben la noticia personal o laboral de la muerte del joven y que les
afecta.
Breves pinceladas al pasado de
todos los protagonistas, a sus gustos, sus preocupaciones, sus problemas,… son
suficientes para trazar sus personalidades con gran maestría.
Poética y dolorosa, una bellísima
aproximación a la muerte y a la esperanza de la vida que sale de ella.
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