domingo, 30 de agosto de 2009

México



Este ha sido realmente un viaje diferente. Acostumbrada a patear los lugares que visito, esta vez el objetivo no era tanto conocer como relajarse y descansar. Un viaje de auténtico turista si contraponemos este término al de visitante. La Riviera Maya era el destino, o eso creía, ya que en los resorts del Caribe mejicano, y supongo que en las islas también, el destino es el hotel. Todo está pensado para que el turista no se mueva del complejo, se podría pasar uno días sin salir y sin necesidad de hacerlo. Todo está al alcance del cliente: centro comercial, gimnasio, spa, playa privada, diversas actividades acuáticas, restaurantes temáticos, servicio de fisioterapia y estética, biblioteca, conexión a internet, teatro, animación, … Lo cierto es que si se quiere descansar y desconectar aquí se consigue casi al 100%. En el fondo es triste tener que encerrarse para conseguir romper con la rutina del día a día, pero bienvenido el medio si el fin se consigue. Pese a todo y aunque superficialmente, las salidas del complejo hotelero me han permitido apreciar algunas cosas. En primer lugar el shock cultural y económico que ha supuesto el turismo para la Península de Yucatán desde hace unos 25-30
años. Sin transición de una sociedad rural se ha pasado a una sociedad de servicios, pero en lo limitado de mi apreciación los supuestos beneficios como infraestructuras o mercado de trabajo en alza, no alcanzan al pleno de la población de la zona: un simple paseo por las carreteras permite observar el aspecto “pobre” de muchas viviendas y establecimientos, muchos trabajadores de hostelería son de distintos puntos del país y viven en viviendas dentro de los mismos complejos mientras sus familias permanecen en sus lugares de origen, por no hablar de la agresión que sufre el territorio, la deforestación de zonas de la selva para construir carreteras disminuye la densidad de la misma, el repliegue de algunas especies hacia el interior disminuyendo su número, el cierre de caminos naturales hacia la costa donde algunos animales iban a desovar provocando su extinción, en la zona hotelera de Cancún el cierre de algunas salidas naturales de agua de la laguna impide la renovación del agua con la frecuencia debida y conlleva el deterioro de fauna y flora, … A mí me suena todo esto a algo conocido. Creo que el turismo puede ser beneficioso económica, social y culturalmente, pero también creo que deberíamos encontrar el equilibrio entre explotar y conservar.
Si entre otras cosas lo que atrae a los turistas a esas zonas es su paisaje se debería intentar mantenerlo como atractivo y no únicamente como medio para conseguir enriquecerse.

La visita a México te deja un buen sabor de boca, el paisaje, de lo poco visto, es precioso y la gente muy amable y en Yucatán historia y playa. ¡No se puede pedir mas! Lo recomiendo de verdad. Lo único molesto: los mosquitos.

1 comentario:

Camila dijo...

Mexico me parece un fantástico país para visitar. Es muy completo. Una puede encontrar allí hermosas playa para descansar y monumentos históricos para visitar. El DF es una típica ciudad capital con todos sus beneficios y perjuicios. Conseguir un alojamiento de lujo en mexico es ideal para tomarse unos días de descanso en un país ideal