Confluencia inesperada entre lo que el individuo desea y lo que el mundo le ofrece. Coincidencias o casualidades cargadas de un valor emocional que las vuelve significativas
domingo, 28 de marzo de 2010
Jardí vora el mar
jueves, 25 de marzo de 2010
miércoles, 24 de marzo de 2010
Pensar en positiu
Avui no m'he pogut llevar del cap un fet que m'ha molestat, un comportament aliè totalment contrari a l'esperat i crec, sincerament, que jo no hagués protagonitzat. M'he enfadat i el fet apareixia recurrentment al meu pensament. Fins que avui horabaixa he pensat que no ho pagava estar enfadada per una cosa que no podia controlar, externa a mi, i que a més, havien passat al manco dues coses bones, l'alegria d'una companya al rebre una bona notícia, que també és una bona notícia per mi, i una fita de superació aconseguida per qualcú que m'estim i veure la seva cara de felicitat en fer-ho. Per això si en tenc dues de bones guanyen a una de dolenta. Encara que no sé per què sempre deix que lo dolent tengui més força.
domingo, 21 de marzo de 2010
Los huesos de Descartes

No recuerdo si fue en algún blog o en una reseña de un suplemento cultural donde tuve noticia de la existencia de este libro. Parecía interesante. No tenía ni idea del tema y su argumento, pese a ser un ensayo, tenía un punto de destestivesco. Trata de lo sucedido con los huesos de Descartes desde su muerte en 1650 en Estocolmo, pasando por su exhumación y traslado a Francia y el descubrimiento de que el cráneo no los acompañaba, posteriores exhumaciones, hallazgo de la parte que faltaba y diversas comprobaciones para demostrar su autenticidad. Russell Shorto es colaborador habitual del The New York Times Magazine y de hecho, cuando leía el libro tenía la sensación de estar leyendo un artículo de revista dominical estirado al máximo. El autor utiliza el periplo de los huesos de Descartes para situar en su contexto científico y a veces filosófico todos sus episodios: quién estaba en el momento encargándose o investigando lo sucedido con los huesos, qué sucedía en ese momento en Europa y sobre todo en Francia, qué científico estudiaba qué,… pero en la mayoría de casos la información se introduce con calzador, y a veces es innecesaria. A mí me ha parecido un tanto desordenado, se va bastante por las ramas, pese a que las explicaciones guardan relación con la historia, las carga de elementos que no vienen al caso. El autor aprovecha para filosofar sobre la relación entre conocimiento y religión en la acutalidad. Es interesante, pero confuso. Recomendable para aquellos que quieran descubrir figuras de la ciencia y estudiosos de los siglos XVII a XIX
sábado, 13 de marzo de 2010
Deseos por cumplir
Toda la semana esperando el descanso, toda la semana soñando con un ratito en el sofá, tapada con una manta, con la calefacción puesta y un buen libro entre las manos, pero una vez más hoy no ha podido ser, mis deseos han pasado a segundo plano para poder cumplir los sueños de mis prioridades. Ahora con el frío en el cuerpo tras una tarde al aire libre, sigo soñando con mañana, no pierdo la esperanza de cumplir mi deseo.
domingo, 7 de marzo de 2010
Veinticuatro horas en la vida de una mujer

Algunos me dicen que estoy enferma, no puedo evitar comprar cuando entro en una librería. Esta novela es fruto de mi enfermedad. No la buscaba, simplemente la vi.
¿Son sufientes veinticuatro horas para cambiar una vida? ¿Es una pasión motivo suficiente para dejarlo todo y seguir los instintos y los sentimientos? Stefan Zweig, como siempre describe de forma sublime los sentimientos y narra la historia de una mujer, lo más convencional que uno se pueda imaginar, que ya en la vejez le confiesa a un desconocido, a modo de terapia, para buscar alivio, un episodio sucedido hace muchos años, en el que la pasión por la imagen que se creó de un joven tras un encuentro fortuito la llevó a querer dejarlo todo pero lo que recibió a cambio fue la humillación, simplemente porque el joven tenía otra pasión que no era ella. Lectura rápida que engancha.
sábado, 6 de marzo de 2010
Epitafio
Gracias a Món de llibres he descubierto el epitafio que escribió Robert L. Stevenson 14 años antes de morir en la isla de Samoa y que está grabado sobre su tumba:
RÉQUIEM
Bajo el inmenso y estrellado cielo,
cavad mi fosa y dejadme yacer.
Alegre he vivido y alegre muero,
pero al caer quiero haceros un ruego.
que pongáis sobre mi tumba este verso:
Aquí yace donde quiso yacer;
de vuelta del mar está el marinero,
de vuelta del monte está el cazador.
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